Bienvenidos!

PRP es un joven emprendimiento orientado a la transmisión y debate de temas vinculados con la salud y la psicología desde una perspectiva interdisciplinaria, dando la palabra a especialistas en los diversos temas abordados.

Creamos un diálogo permanente con los oyentes, en tanto actores sociales, generando un espacio en el que se privilegie la palabra: un lugar para la expresión y para compartir inquietudes que interesan a toda la sociedad.

El programa se emite al aire, desde hace más de diez años, todos los días sábado a las 16 hs. por Radio Hermes

Idea y Dirección: Lic. Marcelo Della Mora
Producción: Lic. Chabela Dávila y Lic. Lena Reingold
Operación Técnica: Lupe Duarte

Seguinos en facebook


jueves, 18 de junio de 2020

Alexandra Elbakyan, la Robin Hood de la ciencia que creó Sci-hub


Alexandra Elbakyan es una joven desarrolladora de software y neurocientífica de Kazajistán.

 Alexandra Elbakyan creó en 2011 el portal clandestino Sci-Hub, herramienta favorita de los científicos del mundo porque permite el acceso y la democratización de prácticamente cualquier paper

Elbakyan - desarrolladora de software y neurocientífica de Kazajistán- es una de las principales figuras científicas de la actualidad, pese a que casi no dé entrevistas, ni haya ganado un Nobel -aunque muchos piensan que debería-, ni tenga una biopic como Stephen Hawking, Alan Turing o Marie Curie.  


La investigadora tiene 31 años, se enfrentó sola a un grupo de gigantes y vive escondida por miedo a ser encarcelada. 

Esta investigadora de 31 años -que vive escondida por miedo a ser encarcelada y se la conoce como la "Robin Hood de la ciencia" o una "delincuente comunista", dependiendo de a quién le pregunte- es una celebridad porque se enfrentó sola a un grupo de gigantes y, a través de su creación, hace que el mundo sea un poco más libre.

"En mi humilde opinión, Alexandra Elbakyan es la persona que más ha contribuido al acceso abierto del conocimiento científico en la historia de la humanidad", dice el biólogo Humberto Debat, especialista en virología molecular del INTA en Córdoba. "Y me permito esta hipérbole porque no existe iniciativa, ONG, institución, gobierno, acuerdo, editorial, empresariado o colectivo que haya democratizado de forma tan eficiente y simple el conjunto del conocimiento científico global. Elbakyan, para muchos, es la única persona que logró derribar los muros de pagos que las grandes editoriales oligopólicas habían implementado para secuestrar el conocimiento científico generado por la humanidad".


Quién gana con los papers

Creado el 5 de septiembre de 2011, su portal Sci-Hub se convirtió en una herramienta imprescindible para la actividad científica al permitir el acceso a casi cualquier paper . Así como Edward Snowden expuso la vigilancia masiva de la Agencia Nacional de Seguridad en Estados Unidos, Elbakyan logró quebrar una de las estafas más grandes de la era moderna.

 El símbolo que identifica al portal Sci-Hub.

"Financiado por los estados nacionales y los impuestos de los ciudadanos, un científico realiza una investigación y envía a una revista en forma de artículo los resultados sin recibir un peso por ello", indica con furia Agnolin. "Es más, en ciertas ocasiones, los científicos debemos pagar para que nos publiquen. Los que revisan el artículo también lo hacen de forma gratuita. Todos trabajamos gratis para editoriales que recaudan millones de dólares con nuestro trabajo, ya que debemos pagar para acceder al trabajo de los demás".

Por ejemplo, para leer un paper en revistas como Science (de la American Association for the Advancement of Science), Nature (del emporio estadounidense-alemán Springer Nature) o Cell (de la holandesa Elsevier), un científico debe pagar entre US$15 y US$30. En 2018, la Argentina desembolsó US$18 millones para acceso a revistas científicas desde institutos y universidades públicas.

La mitad de la investigación mundial es publicada por cinco compañías. Sus márgenes de ganancia se comparan con los de Apple, Google y Amazon. 

Este modelo fue promovido por el magnate británico Robert Maxwell y, hasta ahora, ha sido apoyado por gobiernos y universidades. Se trata de un mercado de US$10.000 millones. La mitad de la investigación mundial es publicada por cinco compañías: además de Springer Nature y Elsevier (que posee más de 2500 revistas, entre ellas, Journal of South American Earth Sciences a la que Agnolin y Bogan mandaron su paper con sorpresa), están Taylor & Francis, Wiley-Blackwell y la American Chemical Society. Sus márgenes de ganancia se comparan con los de Apple, Google y Amazon.

Se estima que al menos el 70% de la producción científica global está secuestrada detrás de muros de pago. El resto se distribuye en revistas de acceso abierto, como PLOS One , que generalmente cobran a los investigadores más de US$1000 para publicar un paper en ellas, pero hacen que los documentos estén disponibles de forma gratuita en línea.


 
A veces los científicos debemos pagar para que nos publiquen. Todos trabajamos gratis para editoriales que recaudan millones de dólares ya que debemos pagar para acceder al trabajo de los demás.
Federico Agnolin
 
"Recuerdo que escribíamos emails e incluso cartas a los autores de los artículos que no podíamos conseguir y les pedimos que nos los enviaran por correo postal y posteriormente por mail", dice Bogan, paleontólogo de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara (Universidad Maimónides). "Hoy en día el flujo de artículos científicos es tan grande que se requiere de consultas constantes. El acceso a la información de base científica debe considerarse un derecho de todas las personas".

Contra los muros

Mantenido con donaciones anónimas de bitcoins de los usuarios, Sci-Hub se define como "el primer sitio web pirata del mundo que proporciona acceso público y masivo a decenas de millones de trabajos de investigación". Permite el acceso a más de 81 millones de artículos. Y cada vez que su sitio se cae (o lo bajan), los científicos del mundo tiemblan.

Elbakyan, que vivió en su propia carrera científica las limitaciones que estos oligopolios informativos imponen al conocimiento, es constantemente bombardeada con demandas de estas corporaciones. Con la ayuda de un ejército de seguidores, mueve Sci-Hub entre dominios más allá de la influencia del sistema legal estadounidense cada vez que intentan cerrarlo. Algo similar había intentado Aaron Swartz: después de descargar en masa documentos académicos, este prodigio informático norteamericano fue arrestado en 2011. Ante la posibilidad de pasar años en la cárcel, se quitó la vida.

Los datos de este verdadero " Pirate Bay científico" muestran que sus usuarios no provienen exclusivamente de países en desarrollo. El uso más intenso se localiza en campus de universidades estadounidenses y europeas. Le siguen países como Irán, China, India, Rusia.

Nadie sabe muy bien cómo Elbakyan obtiene los documentos. Algunos sospechan que muchos académicos que simpatizan con la causa los donan voluntariamente o que esta especialista en interfaces cerebro-computadora explota fallas en la seguridad de 373 universidades en 39 países.

Lo cierto es que aceleró y democratizó la ciencia. Como dice Debat, elimina las barreras económicas que afectan asimétricamente a distintas regiones del mundo en el acceso al conocimiento: "Sci-Hub ha permitido a través del acceso irrestricto a la literatura científica a que todos podamos participar de esta conversación que es la ciencia, a hacer la ciencia más inclusiva".

Este portal no es la solución a este sistema imperfecto, pero ha disparado radicalmente la discusión para que la industria de publicaciones científicas inicie un proceso de transformación hacia el acceso abierto y deje de concebir el conocimiento como una mercancía.


Sci-Hub ha permitido a través del acceso irrestricto a la literatura científica a que todos podamos participar de esta conversación que es la ciencia, a hacer la ciencia más inclusiva.
Humberto Debat
 
En solo nueve años de existencia, Sci-Hub se ha convertido en un gigante, en la primera ventana que abren los científicos de todo el mundo al llegar a sus institutos, laboratorios, oficinas. Mientras que para las corporaciones representa una amenaza directa para su modelo de negocio, para los trabajadores científicos resulta una herramienta crucial de conocimiento.
Los mayores descubrimientos científicos de la historia se han realizado y compartido, como dicen los historiadores de la ciencia, "desde los hombros de los gigantes": los predecesores científicos que compartieron su investigación, como permite Sci-Hub.

"No conozco si han hecho otros homenajes a Elbakyan", dice Bogan. "Pero se lo merece: es una persona valorada, y que despierta cierta admiración porque de una forma sencilla supo romper el predominio de discurso imperante. Poniendo a disposición las herramientas para que la gente que trabaja pueda hacerlo de forma digna".

Lo que el Covid generó

La pandemia de covid-19 sacudió al mundo y también al negocio de las publicaciones científicas. Como nunca en la historia de la ciencia, desde enero de este año investigadores de todo el mundo atacan al unísono el coronavirus, ya sea buscando develar sus secretos íntimos, al desarrollar tratamiento o posibles vacunas. Para eso saben que deben compartir sus resultados. Y rápido. Eso ha expuesto con claridad cómo los muros de pago obstaculizan el avance científico global.
Como contraofensiva, los científicos no solo han aumentado sus visitas a Sci-Hub. También han empezado a compartir con mayor frecuencia lo que se llaman "pre-prints", trabajos de investigación completos compartidos en línea antes de la finalización de la revisión por pares en una revista académica. Lo hacen subiéndolos en repositorios como arXiv, PeerJ, bioRxiv, medRxiv. "No solo aceleran la difusión del conocimiento y permiten su evaluación comunitaria -dice Debat, quien desarrolló PanLingua, un buscador multilingüe de pre-prints-. También generan un diálogo informal entre investigadores. El acceso abierto es un paso en la democratización del conocimiento".


No hay comentarios:

Publicar un comentario